La historiografía tradicional ha ignorado frecuentemente el papel de la mujer como eje vertebrador y motor de cambio social en la historia contemporánea. En el Pirineo aragonés, como en el resto de culturas tradicionales, uno de los factores más importante para el desmoronamiento del sistema social fue el cambio de rol que hasta entonces había desempeñado la mujer, un hecho que derivaría en la despoblación y el abandono posterior.
“Mujeres, migración a la modernidad” pretende recuperar y poner en valor mujeres y colectivos de mujeres que en la primera mitad del siglo XX consiguieron emanciparse del destino que les aguardaba cuando todo lo tenían en contra. Una búsqueda femenina de la dignidad que sería el mayor motor de cambio social del siglo XX
“Mujeres. Migración a la modernidad” son las ansotanas vendedoras de té que inspiraron a Galdós y a Sorolla; las golondrinas que cruzaban la frontera para trabajar en la industria del piedemonte francés; las emigrantes a América; las maestras durante la guerra civil… pero también nombres propios que hicieron el viaje inverso como los de Anne Lister, Louise Carlé, Violet Alford, Lilí Álvarez o Margalide Le Bondidier.
“Mujeres. Migración a la modernidad” es un compendio de artículos –relatos o reportajes- que tratan de reflejar el papel de la mujer en los cambios sociales vividos en el Pirineo aragonés en la primera mitad del siglo XX. Un volumen fronterizo –a caballo de España y Francia- que repasa la historia reciente desde un punto de vista local y femenino, y que trata de revindicar el papel de la mujer, ya sea de forma anónima o con nombre y apellidos, en aquella migración a la modernidad cuyo relato en primera persona casi nos ha sido vedado.
El editor y autor principal de “Mujeres. Migración a la modernidad” es Sergio Sánchez Lanaspa (Pirineum editorial) y en él colaboran autoras como Elena Gusano, Nanou Saint-Lèbe o Fina Mañas, e historiadoras aragonesas como Mercedes Yusta, Irene Abad o Sescún Marías. El libro cuenta con el patrocinio del Instituto Aragonés de la Mujer, organismo autónomo del Gobierno de Aragón, que lo ha incluido dentro de las acciones del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que coordina el Ministerio de Igualdad. Son también patrocinadores la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Jaca. Asimismo, el volumen cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Ansó y las comarcas de La Jacetania, Alto Gállego y La Ribagorza.
El volumen, editado en bitono y diseñado por el zaragozano Víctor Gomollón, incluye un bloque a todo color con una selección de carteles turísticos femeninos del Pirineo antes de centrarse en el fenómeno de las “golondrinas”, las altoaragonesas que viajaban a pie a la vertiente francesa de la cordillera para trabajar en la industria alpargatera de Mauléon en la primera mitad del siglo. Un fenómeno migratorio casi exclusivamente femenino que explica gráficamente cómo lo que aparece como solución –la emigración- se convertirá poco a poco en el problema. El apartado cuenta también con un texto de Fina Mañas, coordinadora de la exposición “As Golondrinas” que la Asociación A Gorgocha de Ansó realizó hace unos años.
El núcleo de doce artículos, como los doce meses de un almanaque, está precedido de un prefacio en el que se narran las peripecias pirenaicas de la británica Anne Lister, conquistadora del Vignemale, en las primeras décadas del siglo XIX. El artículo revela también los diarios secretos y encriptados de Anne Lister, integrados en 2011 en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO.
Doce artículos
“Mujeres. Migración a la modernidad” abre el siglo XX con un artículo de la ansotana Elena Gusano Galindo sobre las ansotanas vendedoras de té que recorrieron España y que inspiraron, entre otros, a Joaquín Sorolla y a Benito Pérez Galdós. “Mis dos abuelas” es un texto personal, pero de gran relevancia, ya que explica prácticamente en primera persona y con abundante documentación un fenómeno muy desconocido.
A continuación, Sergio Sánchez se fija en Louise Carlé, la llamada “giganta de Sallent”, esposa de Fermín Arrudi, y trata de desmontar la falsa aureola de villana que se ha creado en torno a su figura en la tradición oral y las escasas fuentes escritas.
En un libro sobre mujeres del Pirineo aragonés no podría obviarse la influencia de Santa Orosia, patrona de la diócesis de Jaca. Su culto motivó viajes como los de la británica Violet Alford o la periodista Carmen de Burgos, cuyos escritos posteriores contribuyeron a ensalzar –y rescatar- el folclore pirenaico y también a evidenciar el retraso cultural y la superchería en torno al fenómeno de las espiritadas o endemoniadas de Jaca, que no tardaría demasiado en prohibirse.
La visita de la folclorista Violet Alford, en 1933, sirve de puente para que el libro se adentre en los años treinta de la mano de tres artículos. El primero es sobre las mujeres de la Sublevación de Jaca. Entre otras, se resaltan las figuras de la telefonista de Ayerbe, Ana Torrero; la madre de Fermín Galán, María Jesús Rodríguez; o la mujer de Ángel García Hernández, Carolina Carabias. Pero también se vincula a dos mujeres absolutamente protagonistas de aquellos años, Clara Campoamor y Victoria Kent, que defendieron a distintos encausados por aquella sublevación, antes de mantener aquel debate histórico en torno a la aprobación del voto femenino.
El siguiente es el artículo “Maestras en guerra”, también de Sergio Sánchez, una emotiva vinculación entre las trayectorias vitales de dos maestras, Palmira Pla y Pilar Ponzán, a través de sus vivencias en las colonias escolares altoaragonesas en la guerra civil. Y para cerrar aquel periodo convulso, “Guerrilleras de los Pirineos. Las agentes de contacto”. El artículo reivindica el papel de las mujeres en la guerrilla antinazi y antifranquista, y recupera los nombres de altoaragonesas como Francisca García Brun (Siresa), Carmen Blasco (Tierz) o Josefa Cortés (Hecho), las dos últimas condecoradas en Pau con la Cruz de Guerra.
Para contextualizar ambos artículos, el libro incorpora las aportaciones de Irene Abad Buil, que escribe el artículo “Mi abuela nos dijo que no fue depurada”, un acercamiento personal y emotivo de una de las historiadoras aragonesas más importantes de este periodo, nieta de maestra; y también la de la historiadora aragonesa afincada en París, Mercedes Yusta, que firma el artículo “Las españolas y la Resistencia, a ambos lados de la frontera”, unas páginas que sirven para enmarcar perfectamente el texto que las precede.
Las décadas de los cuarenta y cincuenta llegan de la mano de Lilí Álvarez, la triple subcampeona de Wimbledon, que fue sancionada a perpetuidad en Candanchú “por ofensas al Régimen”, una decisión que marcaría su vida; y del capítulo “Borregueras. La emigración a América”, donde se narra la experiencia de, sobre todo, dos mujeres, Bárbara Navarro, de Fago; y María Malle, de Undués Pintano, que crearían entre ambas una verdadera colonia altoaragonesa –y solidaria- en California (EE.UU).
El volumen se adentra a continuación en la Sección Femenina de Falange desde una perspectiva novedosa. La rama femenina del sindicato vertical tuvo mayor implantación y éxito que la masculina y esbozó una sororidad, como diríamos hoy, que terminaría en contradicción con aquello que pregonaba el Régimen y su propio partido. La dirigente de la Sección Femenina sería, en general, una mujer independiente, preparada y ¡soltera! El Franquismo no adivinó que movilizar a la mujer conservadora iba a ser más fácil que desmovilizarla. El artículo de Sergio Sánchez tiene como complemento el que firma la historiadora Sescún Marías sobre los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Falange, que abrirían la mente de muchas chicas.
Dentro de la vocación fronteriza de “Mujeres. Migración a la modernidad”, destaca la reivindicación de la figura de Margalide Le Bondidier, directora durante dos décadas del Museo de los Pirineos de Lourdes que ella misma contribuyó decisivamente a fundar. Está considerada la “madre” del pirineísmo, un fenómeno cultural que va más allá del simple montañismo en los Pirineos.
El último artículo tiene una vertiente turística y montañera a la vez. Es la historia de tres mujeres de la familia de Benasque que regentó el refugio de la Renclusa y la Fonda Sayó durante más de medio siglo. A la sombra de José Sayó y Antonio Abadías, “el león del Aneto”, que sí pasarían a la historia, Trinidad Cisneros, Teresa Sayó y María Jesús Mora fueron los eslabones de una cadena imprescindible para aquella empresa familiar que venía a romper los cánones de la sociedad tradicional. Había surgido una pequeña burguesía vinculada al turismo y allí la mujer tendrá un novedoso papel protagonista.
“No siempre nos lo han contado así. Hace tiempo que damos por buena la sentencia del historiador y maestro de historiadores, Pierre Vilar: “Es en las fronteras donde se observa mejor la historia del mundo”. Así, la lectora –y el lector- verá pasar ante sus ojos la historia de la primera mitad del siglo XX en Europa, aunque a pequeña escala y en clave femenina. Desde lo local a lo universal” Sergio Sánchez Lanaspa